Cuando la música nos llega al alma,
nos sirve de acompañante en el camino.
Avanzamos con la letra danzando en nuestra mente
y nos lleva a un pequeño limbo
cuando se raya:
¿Sigo caminando
o me quedo dando
un paso adelante y uno atrás?
¿Sigo pensando lo que iba a pensar
o me quedo pensando lo anterior?
¿Repito esta frase o paso a leer la siguiente?
¿Canto la repetición, repetición, repetición?
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