En este punto convergen
los vientos del norte y del sur,
unos estúpidos y los otros profundos,
vientos del otro lado del océano
o de nuestros vecinos,
hermosos o locos,
exóticos o deseperados,
vientos que nos llevan volando
de un lado a otro,
nos visten, nos dan de comer, nos ponen una piel.
Cuando se apagan,
al menos nos queda la lluvia.
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