TRANSFORMACIONES

jueves, 21 de agosto de 2008

El frío

I
Instalado en cada uno de los veinte dedos
redujo el cuerpo a los simples huesos
más una nariz de perro.

II
No es tan solo la nariz,
uno en realidad se vuelve como un perro
botado en el piso,
luchando contra la corriente,
buscando insectos y peces,
calentándose el lomo con el fuego,
sucio, lavado, hambriento,
pero feliz.

III
Por unas horas
Hasta que vuelve a recibir
La patada en las costillas.

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