TRANSFORMACIONES

miércoles, 20 de agosto de 2008

Los muertos

I
En las tardes que somos torturados
por la monotonía de un payaso
que trata de sacarle risas
a un montón de papeles polvorientos,
suele alegrarnos la vista
un grupito de muertos descompuestos
que desfilan sumisos de un hogar al otro
esperando multicolores que alguien
funcionario piadoso los eche a la basura.

II
No debe ser tan triste
estar muertito sin sangre y desnudo,
recostado como se acostumbra
en una lata fría y oxidada,
cuando se tiene al lado a otros
igual de muertos y abandonados
y se espera que alguien vivo
le llene las venas del color de las flores.

III
Tal vez no constituya alivio
para las familias en las que falta el muerto
saber que su cuerpito está sirviendo
para ser escudriñado
por una tropa de personajes curiosos,
no poder podrirse con calma y rapidez
ni dormir profundamente en un ataúd,
sino aguantarse los múltiples manoseos
hasta que no sea posible reconocer las partes,
como si se estuviera cumpliendo
la condena de Prometeo.

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