Para construir el espejismo,
el oasis,
el final feliz,
el paraíso perdido,
era sencillo.
Simplemente,
mucha imaginación
y mucha esperanza,
aunque se estuviera andando
el camino incorrecto.
Muchas sonrisas, también.
Para romperlo,
un poco más complicado,
darse cuenta
que para siempre
todo aquello
ha muerto.
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