TRANSFORMACIONES

viernes, 18 de septiembre de 2009

Resultado

Los ríos de sangre que bajaron por las mejillas resecas e inundaron el lugar que antes era tranquilo como un ángel durmiendo, encontraron su cauce, los surcos de tierra abiertos con las uñas, la inquietud constante, los rejos necesarios para azotar costillas.

Un asunto de entrañas

Las entrañas se revuelven con sólo ver errores de ortografía y peatones atravesados, escuchar vallenatos, señoritas estúpidas, hombres idiotas, soportar mediocridades, oportunismos y perezas con disfraz de dignidad. Por eso es mejor no salir a la calle. Ni abrir el correo. Ni contestar el teléfono. Ni abrir la puerta.

Una solución

Para que mejoraran las cosas sería pertinente hacer una masacre de todas las vecinas chismosas que sólo sirven para pararse en las puertas de sus cuchitriles a mirar qué cara hacen los demás y cuchichear como ratas, rezar cosas que ni siquiera ellas entienden, y hacer expresión de estar oliendo mierda cuando saludan.

Fastidio

El fastidio de tener que soportar un vallenato no es solamente el maldito ruido, sino también la sensación de estar metido entre una buseta con el consiguiente revolcón de tripas, el olor a perfume de silla mezclado con orines viajeros, el calor asfixiante, los sacudones, y la impresión de que todas las personas son malditos choferes.

Noticias

(Se nos están cayendo los dedos de las manos, ya sea por accidentes con ralladores, o porque sí).

Cuando la mediocridad es un mar de mierda que inunda todas las entidades, empresas, oficinas, organizaciones, asociaciones, incomodan quienes en lugar de máscaras, tienen el rostro y las manos llenas de espinas, quienes son capaces de escupir en la cara de las bestias con acento de modelo paisa, quienes insisten en empresas perdidas, causas de titanes, quimeras de locos.

Entonces los sacan a volar

Volar

Volar.