Todos los médicos están huyendo, los ojos son dos bolas de fuego, las manos unos témpanos de hielo. Quisiera ir a uno de esos lugares en donde la luna, o el sol, se ven gigantes, aunque no se si existen o son efectos especiales de las películas: ir solo por saber si es cierto. Y después enruanarme por unas décadas, con algo de música que no se repita ni exija derechos de autor. Y ver si las manos llegan a arrugarse de forma tan bestial que borren la cara.
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