En más de una ocasión la alarma consiguió electrizar la ínfima cubierta de los huesos, los párpados se contrajeron y llena de júbilo, la culebra se preparó para acechar. Pero esta vez tampoco apareció la presa. Huidiza presencia. Sin embargo, aún le quedaba un arma: transmitir su veneno por el pensamiento. Y deslizándose por entre el tierrero, se enroscó en las profundidades de una cueva maloliente. A pensar. Y todas las víctimas cayeron a sus escamas.
Espacio en el que caben todas mis manifestaciones escritas. Tanto las que aspiran a ser poema o cuento, como los simples ejercicios de pensamiento en voz alta.
lunes, 19 de enero de 2009
sábado, 17 de enero de 2009
A Duitama
Mulas que se desparraman por toda la geografía nacional, convierten cualquier paseo en un infierno, amenazan de muerte a cada ser que se les aparece en el camino, convierten los caminos en desastres y los pulmones de la gente en negros chicharrones.
Ratas ciegas que corren afanadas tras el olor a rancio de las sotanas vestidas por los reyes de la hipocresía, el oportunismo y la estupidez.
Buitres que pagan y aplauden a una caterva de asesinos, por enterrar sus espadas en un ser previamente torturado con sevicia y se ufanan de su gran valentía.
Bestias que destruyen en segundos la vida que ha tardado cientos de años en aparecer, que además de lástima, produce toneladas de podredumbre para depositarla solapadamente donde los vecinos.
Muchedumbre ignara.
Ratas ciegas que corren afanadas tras el olor a rancio de las sotanas vestidas por los reyes de la hipocresía, el oportunismo y la estupidez.
Buitres que pagan y aplauden a una caterva de asesinos, por enterrar sus espadas en un ser previamente torturado con sevicia y se ufanan de su gran valentía.
Bestias que destruyen en segundos la vida que ha tardado cientos de años en aparecer, que además de lástima, produce toneladas de podredumbre para depositarla solapadamente donde los vecinos.
Muchedumbre ignara.
¿Humanos?
El cóndor de los andes, imponente señor de la gran cordillera, con sus alas magníficas y toda su majestuosidad, encerrado y triste. El sinsonte oculto y confundido entre tantas rejas. El león, flaco y cansado, dando vueltas en el simulacro de cueva. La leona sin alientos siquiera de moverse. Las culebras reducidas a su más simple expresión, incapaces de abrazar o envenenar a los intrusos. Debidamente organizados, con letreros explicativos. Nombre, especie, estado de conservación. Y pagamos por ver.
Fauna
Aunque los demás animales se han encerrado en un mutismo contra el cual chocan las preguntas, las confabulaciones sospechosas, los asomos de emprendimiento, la bestia contempla tranquilamente el horizonte.
Metamorfosis de la bestia
Ave fantástica
Ave enjaulada
Rata
Perro
Culebra
Vaca
Oveja
Burro
Gaviota
Oso polar.
Ave enjaulada
Rata
Perro
Culebra
Vaca
Oveja
Burro
Gaviota
Oso polar.
viernes, 16 de enero de 2009
Toca
En el pueblo anclado en las costumbres de la antiguedad,
los himnos que retumban en todas las casas
son tanto un canto a la guerra como a Cristo Rey,
los soldados hacen parte del paisaje,
y en las casas de intrincados y misteriosos laberintos,
las risas de los paganos herederos,
son más poderosas que el hielo.
los himnos que retumban en todas las casas
son tanto un canto a la guerra como a Cristo Rey,
los soldados hacen parte del paisaje,
y en las casas de intrincados y misteriosos laberintos,
las risas de los paganos herederos,
son más poderosas que el hielo.
A little fairy tale
Mientras las doce mil almas que hacían fila para entrar en el purgatorio, escupían expresiones de resignación y pobreza, y ahogaban con risitas socarronas los intentos de sublevación de algunos pocos espíritus rebeldes, había una cabeza, maldita, corrupta, por la que no transitaban pensamientos, sino tentativas de homicidio. Y reía a carcajadas...
Las mulas
Si quisiera manifestarse, el diablo en uno de sus dulces sueños, se sacudiría levemente. Suficiente para que los millones de estúpidos, sirvientes de la velocidad, quedaran convertidos, como perros sin suerte, en plastas con las entrañas al descubierto, tapetes o piedras a la orilla del camino. En un abrir y cerrar de ojos. Entonces sonreiría.
Tania Espitia
Tania Espitia
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