Salieron de casa
Vistiendo el traje artesanal de la ilusión,
Con destino a una respetable librería.
Su madre, en el hogar,
Se los imaginaba triunfantes,
Habitando ahora bibliotecas particulares,
Repartiendo en muchas voces sus palabras.
Pero al visitarlos
Se los encontró arrumados
En el estante más escondido del lugar,
Como cualquier periódico de la semana pasada.
Y los trajo de regreso, en un abrazo perpetuo.
Ahora canta sus palabras, solo para ella.
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